miércoles, 7 de septiembre de 2016

Los premios Darwin

Por Martín Bonfil Olivera
Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM
Publicado en Milenio Diario, 7 de septiembre de 2016

¿Somos los hombre más idiotas que las mujeres?

Perdón si la pregunta ofende sensibilidades políticamente correctas en estos tiempos de equidad de género. Pero es que es una pregunta válida.

Primero habría que definir “idiota”. Recientemente Jesús Silva-Herzog Márquez, refiriéndose a Enrique Peña Nieto, recuperaba la definición de “estúpido” ofrecida por Carlo María Cipolla: “El estúpido no es un tonto, no es un ignorante, decía. Lo que caracteriza a un estúpido es su capacidad para provocar daño a otros, provocándoselo simultáneamente a sí mismo. Ser estúpido es dañar a otros sin ganar con ello ningún beneficio. Perjudicar al mundo sin que nadie saque de ello provecho.” (Tomo “idiota”, a grandes rasgos, como sinónimo de “estúpido”.)

Pues bien: los famosos Premios Darwin (Darwin awards), que surgieron en 1985 en un foro de discusión en internet y se convirtieron en un exitosa página web moderada por la bióloga molecular Wendy Northcutt desde 1993, premian un tipo quizá más limitado de estupidez: la de los idiotas que se causan un daño fatal a sí mismos, pero que en cierto sentido nos benefician a los demás al hacerlo.

En su libro El origen de las especies, de 1859, Charles Darwin planteó su concepto de selección natural: las especies evolucionan conforme los genes de los individuos que resultan ser más exitosos para sobrevivir y reproducirse se van perpetuando y multiplicando en la población, mientras que los genes de los individuos menos exitosos van desapareciendo.

Los premios Darwin se otorgan de manera informal, y normalmente póstuma, a personas que se eliminan a sí mismas –y a sus genes– del acervo genético humano. Casi siempre haciendo algo idiota, “pero con estilo”, que les acarrea la muerte (por ejemplo, las siete personas que murieron al tratar de limpiar una inmensa fosa séptica en Polonia: el primero se desmayó al entrar, debido a los gases, y se ahogó en el estiércol; cada uno de los otros seis murió de manera idéntica al tratar de ayudar a los anteriores). El resultado, según la lógica científico-humorística de los premios Darwin, sería que los genes de las personas idiotas van siendo eliminados, lo que beneficia a la especie.

También puede recibir un premio Darwin quien se esterilice a sí mismo de manera especialmente estúpida, lo cual le impide dejar descendencia y perpetuar sus genes. Los requisitos para obtener un Darwin son que el candidato no deje descendencia (por morir o quedar estéril), excelencia (su estupidez debe ser sorprendente), que haya autoselección (el daño debe causárselo él mismo), madurez (debe ser mayor de edad) y, por supuesto, veracidad (aunque ocasionalmente se han colado casos que luego demuestran ser falsos).

Resulta que un trabajo publicado en la revista científica BMJ (antes British medical journal) en diciembre de 2014 revela que, al analizar los ganadores de premios Darwin de 1995 a 2014 (20 años), se halló que de 332 casos de muertes confirmadas, y eliminando 14 en que había personas de ambos sexos para dejar 318 premios, 282 fueron otorgados a hombres, y sólo 36 a mujeres. ¿Así o más claro?

Por supuesto, puede haber otras explicaciones más allá de la “teoría del macho idiota” citada por los autores. Podría ser que haya un sesgo en el reporte de los casos (es decir, que por alguna razón se reporten más casos de hombres que de mujeres). Pero se sabe que los varones tenemos más riesgo que las mujeres de terminar en la sala de emergencias de un hospital debido a accidentes, choques automovilísticos o lesiones deportivas.

El artículo era parte broma, parte en serio. Los datos son reales. El análisis es parcialmente jocoso, como la sugerencia de que “este fenómeno probablemente requiere una explicación evolutiva”.

Al final, el caso quizá sólo sirve para llegar a tres conclusiones: una, que los hombres probablemente sí somos más tarados. Dos, que los científicos son nerds hasta cuando echan relajo. Y tres, que hay gente que quisiéramos que ganara un Darwin.

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Contacto: mbonfil@unam.mx

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9 comentarios:

Clara dijo...

Puede que hombres y mujeres seamos igual de estúpidos, simplemente que en esta sociedad, del hombre se espera más que de una mujer, por lo tanto cualquier acción se considera más estúpida aún si proviene de un hombre ya que de una mujer es "entendible"

Anónimo dijo...

¿Estás diciendo que de una mujer se entiende que se mate por hacer algo tonto?

Wm Gille Moire dijo...

Yo les daría el premio Darwin a todos los secularistas. Se lo merecen. Al destruir toda noción de Lo Sagrado destruyen el fundamento de la dignidad humana, la compasión, la solidaridad, la justicia, y con ello destruyen la civilización, la posibilidad de la ciencia y su propia vida. Su única opción sería un contrato social hobbesiano... algo de lo cual siempre se han reído los lobos.

http://maverickphilosopher.typepad.com/maverick_philosopher/2016/09/kolakowski-on-religion-man-does-not-live-by-reason-alone.html

Anónimo dijo...

Espero que cuando la bióloga molecular Wendy Northcutt se muera, nos riamos de su estupidez. Algo así como: "Lero, lero, triste estúpida te moriste por selección natural y te volviste la reina de la idiotez charlatanesca".

No, en serio, esos premios lo único que promueven es el resurgimiento de teorías caducas basadas en la limpieza étnica racial, pero con tintes de si no eres "progre escéptico" a la Dawkins, la Bunge o a la Randi entonces eres inferior por usar medicina tradicional y creer en supersticiones, por tanto mereces morir para no contaminar a la especie con tus genes mágico religiosos basados en el pensamiento irracional.

No quiero imaginar como Stephen Gould, Paul Kurtz, Carl Sacan y otros deberían ver con horror como la secta bonfilesca se ha convertido en los mayates de la industria genocida y en casi lo mismo que decían combatir. Lo siguiente no es apto para mentes sensibles:

http://hezeptikos.blogspot.con.es/2016/09/terror-barrett.html?m=1

Anónimo dijo...

Link correcto:

http://hezeptikos.blogspot.com.es/2016/09/terror-barrett.html?m=1

Martín Bonfil Olivera dijo...

Mmm... creo que con lectores como el anónimo que ya sabemos que es Grrr... y Wm Moire ya no tiene mucho caso venir a revisar los comentarios de este blog...

Wm Gille Moire dijo...

Bonfil dice que soy "chingaquedito". Como no lo conozco ni me debe ni le debo, imagino que es porque critico y me burlo de la ideología progre y atea, y entonces se siente aludido en lo personal (o sea que lo voy chingando... quedito). Pero, ojo, también critico y me burlo a veces de la Iglesia. O de la pobre Ayn Rand (*) (Bonfil dice que soy randiano). La cosa es muy simple: nada contra Bonfil; todo contra las ideologías (izquierdistas o derechistas, ateas o crédulas) que me parecen falsas o perniciosas. Y sí, a veces contra los ideólogos, pero que conste: qua ideólogos.

(*) http://filosofastradas.blogspot.mx/2015/01/la-rebelion-de-atlas-una-hora-despues.html

Señor Bonfil, si quiere que desaparezca, dígamelo y me voy. Mis padres me enseñaron que no debe uno permanecer en casa ajena donde no es bienvenido. Si borra este mensaje asumiré que es una forma diplomática de decirme "Vete", y me iré. Pero si no lo borra o me ignora asumiré que no le importa que siga aquí.

Anónimo dijo...

¿Qué parte te lleva a insistir que sea Grr o Wm Gille?

Anónimo dijo...

Hola. Yo he pensado bastante el asunto desde la óptica de género y quizá pueda deberse a la mayor presencia de hombres en el espacio público y a profesiones en las cuales se tiene mas riesgo y es necesaria mayor fuerza fisica. Es solo una teoría