miércoles, 18 de abril de 2012

Cómo dividir una célula

Por Martín Bonfil Olivera
Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM
Publicado en Milenio Diario, 4 de abril de 2011

El huso mitótico
Uno de los hechos más asombrosos de la biología es el nacimiento de un nuevo organismo: una primera célula –el cigoto u óvulo fecundado– se va dividiendo en dos, cuatro, ocho… hasta dar origen a los trillones de células que conforman un individuo completo. Células de cientos de tipos distintos, que constituyen sus distintos tejidos, órganos y sistemas.

Tanto en animales como en plantas se han estudiado los delicados mecanismos que controlan las primeras divisiones del cigoto. Porque una célula no puede dividirse siempre en dos células idénticas: es a través de divisiones asimétricas –que dan origen a dos células hijas distintas– que se va generando la diversidad del organismo.

División simétrica (izq.)
vs. asimétrica (der.)
En la base de estas divisiones se encuentra el huso mitótico, ese conjunto de rieles moleculares –microtúbulos– que vemos en los esquemas de la mitosis en secundaria, y que establecen la simetría de la célula en división, al determinar en qué dirección se dividirán las dos células hijas (como ya habíamos mencionado aquí hace unas semanas). Es la dirección de esas divisiones, al definir si una de ellas queda, por ejemplo, más cerca o más lejos de la fuente de alguna señal química, la que comienza a diferenciar a las células.

Simplificando, una célula puede dividirse a lo ancho o a lo largo, dependiendo de cómo se acomode el huso mitótico (la división ocurre en dirección perpendicular a la del huso).

¿Y qué determina la dirección en que se formará el huso? En moscas de la fruta (Drosophila) se han estudiado los factores moleculares que controlan exactamente cómo se van dividiendo las células en el embrión en formación (y que cuando fallan producen crecimientos desordenados: tumores). Pero en plantas, donde, a diferencia de los tejidos animales, las células se hallan fijas en su posición, debido a la pared celular de celulosa que las rodea, no se había descifrado el mecanismo que controla la dirección de las divisiones.

Un amable lector, Alfredo Cruz Ramírez, llama mi atención a un trabajo publicado recientemente en la revista Cell, en el cual él participó durante una estancia posdoctoral en la Universidad de Utrecht, en Holanda. El grupo del investigador Ben Scheres (en el que también participaron Pankaj Dhonukshey otros 15 autores), del que formó parte, descubrió, mediante detallados estudios moleculares y simulaciones computacionales, cómo cierto tipo de hormonas vegetales, las auxinas, controlan una cascada de señales celulares que finalmente determinan si el huso se forma en una dirección o si gira 90 grados. Así la planta (Arabidopsis thalianapuede controlar, por ejemplo, el crecimiento de una raíz a lo largo o la formación de raíces laterales.

Más allá de sus posibles aplicaciones –que las habrá–, trabajos como éste nos muestran algo fascinante: que podemos descubrir los secretos íntimos del desarrollo de los organismos. Ojalá Alfredo, que estudió en la Universidad de Hidalgo y en el IPN, y que está ya de regreso en México, pueda pronto seguir haciendo investigación básica, tan necesaria en nuestro país.

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1 comentario:

Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...

La vida es una maravilla. Y el esfuerzo humano, en irla entendiendo, es una proeza.
Entender estas maravillas, aun al mas flematico, le deberia producir asombro y por que no, un sentido de reverencia. Aun al azar darwiniano, si fuera el caso.