miércoles, 23 de mayo de 2012

La demanda de los científicos

Por Martín Bonfil Olivera
Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM
Publicado en Milenio Diario, 23 de mayo de 2012

La ciencia también es política. Por eso, la comunidad científica mexicana –como la de todos los países– ha tenido que aprender a organizarse para exigir los apoyos que requiere. Apoyos que los gobiernos otorgan, con dinero de nuestros impuestos, y que permiten realizar las actividades de investigación y desarrollo científico-tecnológico en México (que se llevan a cabo, casi en su totalidad, en instituciones públicas).

Es por ello que, en una jugada valiente, una de las principales organizaciones científicas del país, el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, A. C. –organismo asesor autónomo y permanente del Poder Ejecutivo– ha presentado una denuncia administrativa, ante la Secretaría de la Función Pública, contra quien resulte responsable (presumiblemente, las autoridades hacendarias) “por el incumplimiento de la asignación del 1% del producto interno bruto a la investigación científica y el desarrollo tecnológico, tal como se establece en los artículos 9 bis de la Ley de Ciencia y Tecnología y 25 de la Ley General de Educación”.

Los antecedentes de la denuncia son la recomendación de organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de elevar paulatinamente la inversión en estos rubros, como medida elemental para fomentar el bienestar económico y social de las naciones, y la modificación, en 2004, de la Ley de Ciencia y Tecnología, que establecía el 1% como meta.

Como comparación, naciones como Estados Unidos invierten alrededor de 2.6% de su PIB en ciencia y tecnología, Japón 3.1%, Corea 3% y Suecia 4.3%. En Iberoamérica, el promedio es 0.55; España invierte 1.27, Brasil 1.1%, Chile 0.67% y Argentina 0.51%. En cambio, a lo largo de su historia moderna, México nunca ha llegado siquiera al 0.5%, y frecuentemente mucho menos. Este año el porcentaje bajó de 0.41 a 0.36%.

El Foro señala que los funcionarios que incumplieron las leyes generaron “daños a los científicos jóvenes, perjuicios al país y afectaciones a millones de mexicanos que viven en situación de pobreza”. Tiene razón: la falta de fondos ha impedido la creación de las nuevas instituciones y las plazas laborales que se requerirían para mantener en el país a los jóvenes científicos que estamos formando. Nuevamente, la fuga de cerebros. El Foro calcula que “los montos que se han dejado de invertir en investigación científica y desarrollo tecnológico, por omisiones e incumplimiento de obligaciones de servidores públicos de la SHCP, de 2006 a 2011 es del orden de 464 mil 484 millones de pesos”. Mientras, los potenciales beneficios que la cadena ciencia-tecnología-industria podría dar al país, con el consecuente aumento en el nivel económico, social y de vida, simplemente se desperdician, como agua por una coladera.

Una gran cantidad de instituciones científicas y de la sociedad –la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV), las Academias Nacionales de Medicina, de la Lengua, de la Historia, de Ingeniería, los representantes académicos del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), el Consejo Mexicano de Ciencias Sociales, la Asociación Mexicana de Directivos de la Investigación Aplicada y el Desarrollo Tecnológico, y hasta la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (CANACINTRA) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) se han adherido expresamente a la denuncia del Foro Consultivo.

Esperemos que este fuerte llamado de atención sirva para que los candidatos a la presidencia comiencen a discutir la importancia de la ciencia y la tecnología como elementos indispensables para el desarrollo del país. Y que el próximo presidente (o presidenta) entienda que no se trata de un gasto, sino de una vital inversión.

Como expresó el nuevo presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, José Franco, al tomar posesión del puesto el pasado 17 de mayo: “Como nación, nos encontramos en un punto decisivo en el que estamos obligados a actuar con responsabilidad ante los retos que enfrentamos, aprovechar las oportunidades que nos brinda el conocimiento y abandonar la era de las décadas perdidas para entrar en la etapa de recuperación de un futuro con esperanza”. No se trata de apoyar a la ciencia, pues, sino de apoyarse en ella.

¿Te gustó? ¡Compártelo en Twitter o Facebook!:
Para recibir La ciencia por gusto cada semana
por correo electrónico, ¡suscríbete aqui!

8 comentarios:

Ribozyme dijo...

Ojalá les den una buena zarandeada a todos los responsables y no se quede como con los responsables de la Guardería ABC...

Conacyt se convirtió para los gobiernos PANistas en un lugar para poner a aquellos de sus allegados que no sirven para nada (como el ex gobernador de Guanajuato hermano del alcalde prohibebesos) y a cambio de ello se aseguraron de que no hicieran reclamaciones ni advertencias. En el Cinvestav acabó pasando lo mismo con la dirección, cuando menos en el caso de Rosalinda Contreras, que fue la última directora que me tocara cuando todavía estaba ahí. Se hacían recortes y Rosalinda los defendía a capa y espada en contra de la opinión de alumnado y profesores.

Igual Martínez Palomo, dizque asesor científico de Fox. Con los resultados de esa "asesoría" a mí se me caería la cara de vergüenza, pero él se la pasa dando conferencias por todo el país.

Sir David von Templo dijo...

¿Hay forma de firmar alguna petición para apoyar esta noble causa? Ya era hora de rendir cuentas...

Saludos.

@Ribozyme: Esos panistas no son muy amigos de la ciencia... Eso lo sabe todo mundo, pero el ver a las personas que ponian en esos puestos... Brrrr... Ni "El Resplandor" me causa tantas ñañaras en el oxipucio...

Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...

El resplandor es una buena pelicula...

Sexto Empirico dijo...

Me parece bien la propuesta, pero creo que el gobierno debe de invertir en ciencia, no solo por los muy probables beneficios económicos que esta inversión puede generar, sino por el simple hecho de que México pueda ser un participe más en la empresa colectiva de la humanidad por la búsqueda de conocimiento.

Edson Missael Flores García dijo...

Ojalá y que esta denuncia se tome en consideración. A pesar de que estamos en año electoral los candidatos no han analizado el tema de investigación.

Se deberían de invertír más recursos a este rubro, pues la investigación es factor fundamental para el desarrollo de un país.

En este sentido, muchas veces los mismos políticos se preguntan. ¿Por qué tenemos fugas de cerebros? La respuesta es simple, pues no hay inversión para la apertura de nuevas plazas, es una tristeza, porqué honestamente el ingenio que tenemos los mexicanos lo están aprovechado otros países.

Ribozyme dijo...

Esto es para lo que preguntaba Luis Martín hace poco:

Questions Surround Biosecurity Oversight of Mutant Bird Flu

Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...

Muy interesante la liga, Ribozyme. Confirma pues que no es limitar por limitar, ni censurar por censurar. Si se establecen medidas de seguridad que den un nivel de certeza, a la sociedad, de que no se usaran criminalmente las investigaciones, no hay por que limitarlas de divulgar.
Pero me quedo con lo qeu se dice casi al final del articulo: "hey, esto no debe discutirse a las 11:59 si la decision hay que tomarla a las 12:00, eh? yo coincido completamente.
No debe ponerse a la seguridad contra la pared solo porque la investigacion no quiere para su ritmo.
En fin, muy interesante, gracias, estimado.

ethelriosprof dijo...

Tienen razón los investigadores al indignarse ante la entrega de sus datos privados, por quienes los custodiaban, a un partido político para realizar proselitismo. La promesa que les hizo el candidato EPN no era otra cosa que la de cumplir con el deber que le correspondería de resultar electo.
Reducir el meritorio reclamo de que se asigne no menos del "1% del PIB a ciencia y tecnología" al cumplimiento de una promesa electoral es disminuir su importancia. Hoy más que nunca antes, comprender y desarrollar la CyT, aunque no suficiente, es indispensable para contribuir al bien común