miércoles, 27 de agosto de 2014

Arte, ciencia y naturaleza

Por Martín Bonfil Olivera
Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM
Publicado en Milenio Diario, 27 de agosto  de 2014

Uno de los grandes prejuicios respecto a la ciencia es que se trata de una actividad puramente racional, cerebral, y por tanto para nerds, insensible, fría. Exactamente lo opuesto al arte, que es cálido, creativo y expresa emociones. Parecería que el arte es lo más humano, mientras que la ciencia es casi, de cierto modo, inhumana. (No en balde muchas personas tienen el prejuicio de que la ciencia “deshumaniza”.)

Y en efecto, el arte es un quehacer característicamente humano. De hecho, se define como una actividad humana: no hay otras especies que produzcan arte (aunque existen ejemplos aislados de animales que parecen armar ciertas construcciones con una finalidad “estética” relacionada, por ejemplo, con el apareamiento). En cambio, otras cosas que pudieran ser objeto de una apreciación estética, , pues no son creaciones de Homo sapiens, como un atardecer, el canto de un ave o la guapura de una persona, no califican como “arte”.

¿Por qué establecemos esta distinción? ¿Por qué consideramos que la belleza y complejidad de la naturaleza, que puede sorprendernos y conmovernos tanto o más que la más refinada obra de arte; que nos puede proporcionar el mismo nivel de experiencia estética, no merece entrar en la misma categoría sólo por no ser producto del esfuerzo y la creatividad humanas?

Tengo la impresión de que esta separación se basa en un prejuicio, muy similar pero opuesto al que nos hace pensar que las cosas artificiales son “inferiores” a las naturales (ya saben: un champú, una tela o un alimento son “mejores” si son “naturales”; el extremo absurdo de esta manera de pensar es la actual obsesión por lo “orgánico”, mientras que aquello que se produce industrialmente o peor, en un laboratorio, con “sustancias químicas” –como si no toda la materia, incluyendo al agua pura, fuera química y sólo química– es, automáticamente, de mala calidad o incluso dañino).

Hablo del prejuicio de que los productos humanos son fundamentalmente distintos de aquellos que existen en la naturaleza (inferiores, en el caso de alimentos y materiales; superiores, si se habla del arte).

Y sin embargo, la distinción natural/artificial es, básicamente… artificial. Si el ser humano es un animal producto de la evolución, y como tal parte de la naturaleza, ¿por qué consideramos que los frutos de su intelecto y actividad quedan fuera de ésta? Los humanos creamos arte mediante procesos naturales (no sobrenaturales). Estrictamente, al ser creado por una humanidad que es resultado de un proceso natural (la evolución por selección darwiniana), el arte es también un producto de la evolución. Es también parte de la naturaleza.

Lo mismo, por supuesto, se podría decir de todo aquello que calificamos de “artificial”: todos los frutos de la actividad humana, incluyendo a la ciencia y la tecnología.

Lo curioso es que, en el caso del arte, usemos el origen humano como señal de calidad, como si la belleza que existe de forma espontánea no tuviese el mismo valor, pero al considerar a la ciencia y sus productos califiquemos su factura humana como un defecto.

Y tampoco hay que olvidar que la visión del mundo que nos ofrece la ciencia permite experimentar esa misma sensación de maravilla que nos da el arte. Si lo pensamos bien, todo, incluyendo a nuestra especie y sus productos, es parte, finalmente, de la naturaleza.

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4 comentarios:

Maik Civeira dijo...

Excelente entrada, Martín. Hace algún tiempo escribí algo sobre el mismo tema:

http://egosumqui.blogspot.mx/2012/01/ciencia-vs-arte.html

ignacio bazan dijo...

Se puede leer de otra manera el diagrama: no sólo hay una diferencia entre el arte y la ciencia, sino que a partir del asombro sólo puedes hacer ciencia o arte, cortando de tajo, las humanidades y particularmente la filosofía, que es un lugar común decir que la filosofía nace del asombro que el mundo produce en las personas.

De acuerdo en todo lo demás sobre lo erróneo que resulta pensar que en la ciencia no hay mas que cálculo y nada de creatividad.

Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...

Tocayo, a reserva de comentar el tema de este articulo, antes quisiera preguntarte algo: hoy o ayer, se hizo una declaración de Medicos sin fronteras que me pareció MUY INQUIETANTE: que ellos consideran que la crisis del Ébola en África está a punto de salirse de control y ser una terrible epidemia. Que consideran ellos que esto es debido a que los países lideres mundiales no lo han tomado con responsabilidad ni con interés, y que en fin se han hecho mal las cosas… ¿Qué nos puedes decir al respecto? Coincidentemente trataste el tema del Ébola en un inserto del 6 de agosto, y al final del mismo me quedé con una sensación de que si bien esta enfermedad es temible, había lo necesario para contenerla y luego dominarla. Pero como repito, esta declaración de Medicos sin fronteras me pareció muy preocupante. ¿nos das un punto de vista al respecto? Gracias y saludos.

Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...

Tocayo, ya hablando del articulo que propones: Me parece que la primera reflexión no tiene relación con la segunda que haces. Es decir, que la distinción entre ciencia y arte, se propone en esos primeros párrafos, pero ya no la argumentaste en la segunda parte, no permite decir si uno está o no de acuerdo con lo que dices. En la primera parte dices que la ciencia no es tan fría ni “inhumana” como aparenta, como en cambio sí se percibe al arte, calido y creativo… PERO LA SIGUIENTE PARTE DE TU ARTICULO YA NO DESARROLLA ESTO PRIMERO.
En la segunda parte, dices que la distinción entr natural y artificial realmente no tiene razón de ser, pues los humanos (únicos creadores del arte) somos fruto y parte de un mundo natural (y no sobrenatural), por lo tanto al ser nosotros naturales, lo que hagamos creación también es natural (y que el hecho de denominarlo artificial de hecho no tiene sentido). Bueno, por tu manera de expresarlo, ajena si duda alguna a tu normal limpieza y concrecion (señal de que como buen escritor no te quedas con tus primeras líneas, sino que reescribes y reescribes hasta obtener un producto final satisfactorio), me da la impresión que es una idea que te asaltó recientemente y que tiene mas o menos intensidad en tu convicción. Pero que o no tuviste tiempo o no quisiste darle un acabado mas detallado.
Por lo demás, no encuentro discrepancia entre la posición tradicional (que tu denominas prejuicio) y tu posición diferente: todo lo que es suceptible de percepción, es parte del mundo natural. En ese sentio, TODO ES NATURAL, esa es casi una verdad de Perogrullo; pero, como es UTIL una distinción entre lo que existe CON LA INTERVENCION DE LA LABOR HUMANA y lo que existe FUERA DE LA INTERVENCION DE LA LABOR HUMANA, digamos que la ascepcion de artificial no es “lo que no tiene un origen natural” sin que es “lo que siendo parte del mundo natural, existe a partir de la intervención de la labor humana”. Por ejemplo, UN TEQUILA: un tequila es artificial, en tanto que existe, en efecto, DENTRO DE UN MUNDO NATURAL, pero de ninguna manera se le encuentra en la naturaleza sin que sea originado POR LA ACCION DE LA LABOR HUMANA, no hay tequilas de generación espontanea. Lo curioso es que sea tan fácil decirle al platico que es artificial, y no lo sea decírselo al tequila, o un buen taco, o una camisa de algodón. Todo ello es artificial.
Por ultimo, yo digo QUE NO HAY ARTE EN LA NATURALEZA. Si nos atenemos a la primera idea propuesta por ti, arte es fruto de la acción humana y solo humana, que cuenta, eso sí, como ingrediente necesario con la CAPACIDAD DE LA APRECIACION ARTISTICA. La capacidad, la cualidad del ojo humano de APRECIAR la armonía fabulosa en algo existente. Tocayo, NO HAY ARTE EN LA NATURALEZA, pero por supuesto que SÍ QUE HAY BELLEZA EN AL NATURALEZA, pues tiene la armonía que nuestra inclinación humana a apreciar esa armpnía detecta… Al decir que hay arte en al naturaleza, caes en lo que nos mencionas en algún articulo pasado: el antropomorfismo. Ese aplicarle a cosas no humanas, características humanas.
EN LA NATURALEZA NO HAY ARTE. PERO EN NOSOTROS HAY UNA GRAN APRECIACION ARTISTICA, UNA INCLINACION PROFUNDA QUE NOS HACE APRECIAR LA ARMONIA. Y POR ESO, FABRICAMOS EN NUESTROS “ARTIFICIOS” UNA REPLICA DE LA ARMONIA QUE DETECTAMOS EN ESE MUNDO NATURAL. Y no es desdoro decir que ese magnifico mundo natural no es arte, solo es no atribuirle los sentimientos e intencionalidad a ese mundo, que solo lo tiene el ojo del espectador humano. Es no proyectarle características humanas, a lo que no lo tiene. Pero repito, el mundo natural ES EL OBJETO MAGNIFICO DE NUESTRA ADMIRACION, APRECIACION E IMITACION, CUANDO COMO HUMANOS QUEREMOS PRODUCIR BELLEZA, BELLEZA QUE ES ARMONIA. No importa si la selección darwiniana fue quien nos impulso a sentir esto, o como lo digo yo y no les gusta oir aquí, es la huella, la pista del Bien que nos puso aquí. Sea como fuere, buscamos la belleza. Es un buen rasgo de la especie humana, acaso sea eso más que la necesidad de explicarse todo, lo que nos haga “tan” humanos.